ayer

La hoja que nunca llegó a su destino;

Perdón por todos los años que me apasioné con mis temas de interés, nunca antes hubo con quién compartirlos y me mirara a los ojos con atención. Perdón por las noches de desvelo obligado, los monstruos que me acechaban siempre tuvieron hora exacta de visita, y no sabía cómo enfrentarlos, perdón porque poco a poco me fueron invadiendo la sonrisa que no conocía de mí, hasta antes de ti.
Perdón si esperaba demasiado, mis huecos me desgarraban por dentro rogándome por un poco de afecto o calidez, que cualquier símbolo de atención me dejaba ciega y aturdida. Perdón por querer olvidar las tormentas y lanzarme al mar sin saber nadar, la arena y las olas internas me arrastraban sin control hasta dejarme inconsciente.

Vivir con vacío es ir con los ojos vendados mientras tienes una soga al cuello, esperando tirar de ella o lentamente desatarla y guardarla. Todo es transparente, tan transparente que te vuelves invisible y a veces ni tú mismo te ves.

Así que, perdón por esa necesidad mía de necesitar y pedir sentirme necesitada. 
El mayor error siempre es pedir. ¿Ves? Pedir perdón también forma parte del error.
Pero los errores se agradecen con el corazón y el alma, tanto como cada momento de amor puro. Porque si no logramos descifrar -dónde- estuvieron, no habría cimientos para la construcción que somos hoy.

Decidiste que el lugar para comenzar a construir no era yo. Huir también se agradece; solo cuando se hace elevando las dos anclas, sin dejar una hundida en la profundidad, y para esto último, aún me quedan restos de sal en la mejilla.

Encontrarás el lugar correcto, donde no haya necesidad de explicaciones, cuando el entendimiento sea con miradas y silencio, cuando la felicidad se -sienta- con un ligero gesto de labios, cuando voltees al cielo y veas las estrellas o despiertes con unas manos encajadas debajo de ti y corran lágrimas encontradas porque te sientes la persona más afortunada del mundo.

En ese momento,
por favor, sonríe y aférrate.

Nunca dejes de sonreír. Recuerda que tu sonrisa puede iluminar hasta la parte más obscura de cualquier callejón que parezca no tiene salida.



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