No sé cómo, ni cuándo sucedió, ni siquiera tiempo de parpadear me dio... mi cerebro un tanto inconexo se quedó momentáneamente perplejo. Fue en ese instante en el que te sentí inesperadamente aquí; sin poder hacer nada, te deje fluir como un pequeño barco de papel a la deriva, y te vi derramar esa gota sabor necesidad y miedo. Y yo, que con tan inconmensurable imaginación, no dejé de idear situaciones inexistentes , pero es que es tu figura perpetua en mi mente, tal vez la manera en que te imagino, tan cabida y amoldable a mis manos, fácil de esbozar. Y he de nuevo en estos rumbos, tratando de escabullirme detrás de estas líneas, hoy para mí nada fue erróneo, sólo inoportuno .
Comentarios